domingo, septiembre 10, 2006


IRIS PEREZ
CIRCUITO DE EXHIBICIONES INDIVIDUALES
A través de su obra el artista expresa su sentir, su pensar y su compromiso ante la lo espiritual, ante la vida, ante la sociedad, ante sí. Cada vez que un artista pinta, dibuja, modela, cada vez que crea, se enfrenta a sí mismo en un ejercicio de individualismo que sólo adquirirá dimensión colectiva cuando sea compartido con otros.

Ese paso a la experiencia colectiva nos reúne en torno a los trabajos de Iris Pérez, en una serie de exhibiciones individuales pautadas para ser realizadas, desde marzo hasta diciembre de este año, en instituciones públicas y privadas, presentando una selección de obras que incluyen pinturas, dibujos, cerámicas, instalaciones y objetos.

¿Porqué un circuito de exposiciones individuales? Es bien sabido que ante la propuesta para una exposición individual se presenta una selección de las piezas creadas. En este caso el producto sobrepasaba, en gran numero, la cantidad de trabajos estipulados para la curaduría. Era injusto entonces, dejar en el anonimato el resultado de una abundante producción, de excelente factura y variedad técnica. De este modo surge la idea de realizar una serie de exposiciones, casi simultáneas, para exhibir lo mejor del conjunto de obras que nos regala esta productiva artista.

Mujeres de Fuego, marca el inicio de este circuito. Realizada el 8 de marzo en el Museo de las Casa Reales, la actividad consistió en una quema de raku donde mujeres de distinta condición social, religiosa, política y cultural describieron su historia con textos o imágenes que quedaron selladas, al fuego, en las piezas de cerámica.

Independientemente del medio con que se exprese, asistimos a la reafirmación de Iris Pérez como artista, y su obra, de profunda connotación emocional y social. En ella encontramos el impacto de la introspección sicológica, la represión de la mujer y sobretodo la conciencia de los “otros”. Una producción extremadamente emotiva, autobiográfica, si se quiere, pero con una notable intención de trascendencia ideológica, llama la atención hacia el dolor de los otros: la soledad, el mutismo, la enfermedad y la debilidad del ser. Es un grito contra la indiferencia.

Luego de cinco años sin que Iris Pérez expusiera individualmente en el país, tenemos una excelente oportunidad para reencontrarnos con la artista y presenciar una producción excepcional, de convicción y en evolución.


Clara Caminero K.
Curadora